lunes, 5 de abril de 2010

Camina hacia la torre del reloj. Entre la niebla, el camina.
Parece que tiene las manos atadas a los bolsillos, no tiene sombrero. No puedo verle la mirada, solo los ojos. Solo cuando levanta la cara para asegurase que no viene nadie y entonces tampoco puedo verle los ojos, solo manchas blanchas.
Se interna en la niebla y no lo veo por un rato más.

No hay nadie.
Nadie en los edificios.
Nadie en los negocios.
Nadie en las ventanas.
Pero el camina hacia la torre del reloj.

Una bomba seria tranquilizador entre el silencio, pienso. Sigue caminando entre la niebla, no se que puede estar pensando. Solo lo veo entre la niebla, entre la niebla y hacia la torre del reloj.
¿Por que no se va corriendo? ¿ Por que no grita?

“A la una de la noche en la torre del reloj, espera ahí.” Leyó horas atras en una hoja manchada, en una hoja de carpeta numero 3. Espera ahí decía la hoja.

El hombre camina entre la niebla y quiero decirle que se vaya, que se vaya corriendo y gritando y llorando. Pero nada.

Atraviesa los Halls, los escenarios y los pasillos vacíos, se lo que hay ahí (¿lo sabe el?). La niebla se pega a las ventanas frías, esperando que el vuelva a salir.

Cruza la plaza desierta y llega a la puerta, a la puerta de la torre del reloj.
En el medio de la nada.
En el medio de la niebla.
En el medio de la noche.
Espera ahí, decía la hoja de carpeta que alguien escribio.


Me levanto de la cama, y miro por la ventana. No estoy cansado.
La niebla, através del cristal, en el piso más alto, la contemplo en silencio.
Espera ahí, decía la hoja de carpeta.
Espera ahí, decia la hoja de carpeta que escribi.
Miro la niebla desde mi ventana en el piso más alto,
en el piso más alto de la torre del reloj.

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