sábado, 27 de noviembre de 2010

So Far from Your Weapon - The Dead Weather

There's a bullet in my pocket burning a hole
Its so far from your weapon, the place you were born
There's a bullet in my pocket burning a hole
Your so far from your weapon and you wanna go home

I tried to give you whiskey but it never did work
(I tried to give you whiskey but it never did work)
Suddenly you're begging me to do so much work
(Suddenly you're begging me to do so much work)
Right away from the get go the bullet was cursed
Ever since i had you every little thing hurts.

You wanna get up, let go,i said no
You wanna get up, let go
You wanna get up, let go, i said no
You wanna get up, let go

You dream of seeing fire in them hills
But you better wipe that smile from your lips
Which of us will be the one to go
(Which of us will be the one to go )
He who hits the roads the one who lives
(He who hits the roads the one who lives)



So Far from Your Weapon - The Dead Weather

martes, 23 de noviembre de 2010

volvía a casa y el silencio de la avenida apretaba mis bolsillos. y pensaba y pensaba. en Guernica y Nagasaki y Saigón y Bagdad y todas las ciudades y todas las personas que una vez tocaron el fuego. y también en mi vida y en mis silencios. pensaba en silencios rodeado de silencios y me sentía tal vez irónico. pero escuche que alguien gritaba “¡vos no sos dueño de nada!” y trate de seguir caminando, trate. pero fue en vano porque afuera de una tintorería cerrada me tuve que sentar. y al rato me tuve que acostar. y si, es cierto, tenía miedo por los perros. tenia miedo de que vengan y me coman la cara, como hace tres noches atrás lo había soñado. pero igual cerré los ojos. y mientras el nudo empezaba a soltarse -o por fin cortarse- escuche como una desconocida temblaba. y gemía. la gran desconocida gemía y temblaba por toda la avenida. y todo en la avenida también gemía mientras los portones se abrían y de ellos empezaban a salir caballos. y ellos parecían saber que pasaba. y todo lo que sucedía en la avenida lo escuchaba acostado contra las rejas de la tintorería Kong. la desconocida se acercaba, creo que se acercaba, y todo gemía y temblaba. pero cuando las cosas se empezaron a de verdad complicar, justo antes del punto sin retorno, el buen viento empezó a soplar y los árboles hicieron ese ruido que hacen. tal vez lo escucharon ustedes también. fue la noche en el que el río se vacío, y el lago también. y todos los ahogados al fin fueron encontrados. y mientras la desconocida se iba como si nada hubiese pasado y el viento soplaba. y acurrucado como estaba, entré en la camioneta Azul-como tus ojos de noche. y desde entonces navego por las calles laterales de lo que ustedes todavía no saben como se llama.

De lo Unico que Quiero Hablar es de Mis Dos Manos (que no pueden tocar el sol)

pero te llamo al celular. y estoy sentado a un costado, entre la mierda, la basura y lo que ustedes llaman naturaleza. mirando caer las toneladas de metal y gritos que llaman autopista. y apoyo mis manos en el pasto sucio y te digo que siento una presión enorme en mi cabeza. pero vos no me escuchas -o no me contestas- y en cambio seguís hablando con tu voz chiquita, mientras el otro ruido, el masivo murmullo del río llamado autopista, entra por mi diestro oído. y la autopista sabes, es la gran arteria de esto que vos llamas ciudad. y luego me contestas: no te entiendo y ya me puedo imaginar tu cara. te trato de decir que mis manos están como borroneadas y expiro todo el aire. porque por fin te hablo de mis manos que es de lo único que de verdad quiero hablar. igual no me entendés y volves a preguntar que es lo que me pasa. me quedo callado y corto. la cascada de cemento y metal es lo único que hay, pienso en voz alta cuando casi sin querer se me atora un nudo en la garganta y un auto resbala y choca contra la banquina y grita con sonidos de metal. y son como disparos pero más fuertes. son como unas grandes piedras que se desprenden de la cascada. y una de las piedras rueda y cae a mis pies. y cuando abro los ojos el auto, extrañamente, no se esta incendiando, aunque si hay vidrios rotos por todos lados. mientras –sabemos que siempre siguen- siguen los gritos que básicamente son el caos. y me levanto y me voy a mi casa, porque ya de verdad no aguanto más todo esto.
como siempre el maldito tero bailaba encima del poste y gritaba. y era miércoles o feriado. y era yo y pensaba. y el puto tero de mierda bailaba. la plaza era gigante, enorme, inmensa e inabarcable. y casi siempre violenta también. pero el tero bailaba con sus ojos de pájaro y su pico de pájaro y su grito de tero. el tero bailaba y gritaba sobre su fino poste de madera. decidí cortar por lo sano. cerré los ojos y decidí ponerle una trampa. mientras nadie miraba, con un libro de quejas que me había robado, me abrí el intestino delgado y luego el estomago y luego toda la panza. y cuando termine me acosté en la plaza, en la inmensa plaza. el tero mal interpreto lo que estaba haciendo y seducido rápidamente, cayó en mi trampa. entretanto mi panza seguía herida pero eso no importaba. el tero estaba encerrado. y adentro gritaba y bailaba.
hace tres noches cuando salí al balcón pude ver manchas y sombras saltando el paredón. entrando por ventanas a las casas de los vecinos. por ventanas y balcones. creo que a las casas de los vecinos. los balcones de los vecinos iluminados por esos extraños soles de noches. y entonces tuve miedo y entre de vuelta en la casa y me acosté en mi cama. y en el momento en que me di cuenta que esa no era mi cama se volvieron a escuchar gritos en la casa. pero levante la frazada y era a mi cama. esas eran mi sabanas de vaqueritos disparando al cielo, pero igual alguien gritaba. vaqueritos que de repente se callaban y se sentaban y tal vez me apuntaban con sus armas. y desnudo como estaba – siempre alguien gritaba- les dije con un horrible cariño que ellos siempre estarían en mis sabanas. que ellos serian mis sabanas. igual al rato desparecieron y volví a preguntarme si esa de verdad era mi cama. era tiempo de mirar la tele pero en cambio abrí la ventana. y respire tranquilamente el aire viciado. afuera estaba todo el mundo porque adentro solo había silencio. camine para atrás un tiempo largo. el tercer piso de madera se sentía hospitalario. y quise relajarme leyendo libros de astronautas. pero solo pensaba en esas manchas. además todas las letras no paraban de moverse. y las sombras se estaban riendo. y esos eran los gritos o tal vez era solo el viento. pero ¿y si las sombras estaban subiendo ahora por mi balcón? o tal vez estaban esperando en el cuartito del calefón. y por eso no llegaban y los vaqueros ahora me miraban. y las manchas de repente querian gritar por el vértigo, lo sabia, las conocía. las manchas en mi cama y queriendo gritar por el vértigo. discúlpenme, me cuesta explicarlo en palabras. las sombras, las manchas y yo mirándonos a través de camas y ventanas. y nunca tocándonos pero siempre saboreando y lamiendo el miedo de que existen tanto ellas como yo. siempre mirándonos a través de camas y ventanas. el miedo que tenía tres noches atrás es difícil explicarlo en palabras, tal vez por eso escribo. y sé que las sombras y las manchas siempre van a estar. y tal vez cuando salga de mi casa de la noche, en la vereda frente a las vías, tal vez ahí, ellas me van a esperar.
Un escenario vacío sacado de una película de cine shampoo. Con una alfombrita; una botella de plástico; un altoparlante encima de un banquito y una cortina delante de una pared. Y en la cortina varias luces de colores. Un escenario de madera. Un escenario donde cualquier mono pueda entrar. Un escenario donde casi cualquier cosa pueda pasar.
En el sueño mordías la frágil torre de marfil. Que era la torre del reloj, donde viven todas las sombras y manchas de mi vida. Y la torre se partía, y sentía que todo se caía. Y mis miedos y mi mirada se mostraban. Y por un grotesco momento, ayudado por la adrenalina, sentía plenamente mi vida. Y después me desperté.

lunes, 8 de noviembre de 2010

El familiar murmullo de sabanas secándose al sol. Y manchas de bolitas de telgopor en el patio. Mientras mi perra me mira, y mi hermana me grita, miro las torres allá lejos. Allá, pasando el volcán de árboles y el castillo farmacéutico, allá pasando la sierra de Cuba y el desierto de África. Y claro, también la playa de probablemente San Bernardo. Una playa con mi abuela haciendo licuados de banana.

de repente cae al
piso, el vaso de vidrio.

Crisis y violencia. La muerte mirándote mientras pasas rápido con el auto. Y el auto, venciendo la insoportable espera, se estrella contra un gran cartel de cigarrillos panameños. Me despierto llorando.
El tema es que cuando llegan los miércoles y feriados no hay grandes mensajes ocultos. No hay grandes palabras. No hay blancos ni negros. No hay poesía en Letras Capitales. No hay rifles precisos. No hay balas en el cerebro. No hay silencio. Solo estoy yo.
¿Estas buscando tus llaves en la oscuridad?
¿Te gustaría que encienda un cigarrillo en tu boca?
¿Viste los incendios anoche?
¿Viste las grandes luces en el horizonte?
¿Te pasa algo? ¿Te sentís mal?
¿Estas buscando tus llaves?
¿Queres que te deje entrar?
Como siempre el maldito tero bailaba encima del poste y gritaba. Y era miércoles o feriado. Y era yo y pensaba. Y el puto tero de mierda bailaba. Todo el mundo no se puede explicar y COSMOS es una revista de Portugal. Pero el tero bailaba con sus ojos de pájaro y su pico de pájaro y su grito de tero. No podía soportarlo más. Cerré los ojos y le puse una trampa. Mientras nadie miraba con un libro de quejas que ya me habían robado, me abrí el intestino delgado y el estomago y después toda la panza. Y cuando termine me acosté en la plaza. El tero escucho que hacia algo y pronto y sin darse cuenta cayo en mi trampa. Entretanto yo seguía herido pero eso no importaba. El tero estaba encerrado en mi panza. Y adentro gritaba y bailaba.

Mareado

Limpiando palabras en el ropero
Atrás de mi hay un mosquetero
Olor a pollo y chocolate viejo
Queriendo comunicarme
Con la contestadora
Que por fin me contesta:
Solo te queda la libertad
No me preguntes que será

perverso

porque escucho un tango
y burlo a la noche
y aprieto mis dedos
y manejo borracho
y me estrello contra un árbol
y todo en mi cuarto
por eso perverso
Entro a casa
Vuelvo a casa
Y estoy cansado
Y es tarde
Y vuelvo a casa
Un domingo a la tarde
Y me dicen mis hermanos
No te preocupes tomi,
Todo va a estar bien
Y les creo
Y me acuesto
Y mira donde estas

De vuelta en casa
Motoresmaquinas
impulsadas por la sangre
caliente de cocodrilo
encerrado

revolveres cuchillos
sonrisas miradas
No manches las paredes graffitero
No desperdicies las hojas poeta
No me mires al pedo princesa
Desperdicios
¿Porque hacemos las cosas?
un perrito mintiendo
con las patas en la pileta
y la lengua apuntando
al cielo. Ese perrito
podría haber estado
con Meliza.
mis ojos camuflados
lo observan
desde atrás de la reja
la fina tela que cubre tus ojos
te entretiene.
saltan bancos y
los asaltan.
y mientras tanto
los toboganes preguntan
¿Que Pasa?
te
des-
per-
tas
a os-
curas
con tu
pesa-
di-
lla
apre-
tan-
dote el
cuello
la
trom-
pa-
da no
te de-
ja pen-
sar

El sombrero tenia dientes en el agujero.

Al cerrar el negocio, todos los farmacéuticos comenzaron a desnudarse. La sensación de peligro parecida al susto o a diferentes vértigos en el cuerpo. Si saltamos nos morimos. Con esas cosas no se joden, dijiste enojada y te hice caso. Los farmacéuticos adentro seguían con la suya. Cojiendo atrás de anaqueles y revistas. Ya era de noche en Mataderos y empezaba a tener miedo. Y vos ya no estabas. Los farmacéuticos bañados en baba y todos sus pelos desteñidos. Casi todos se acercaron a la ventana y me miraron con sus ojos dorados. Ojos como terribles castillos abandonados. Esta bien Tomas –me decía mientras caminaba lentamente hacia el auto destartalado- si este es el fin trata de pensar en una cerveza o en flan con crema. Pero la reja se abrió y trate de escapar pero ellos eran muchos. Nadie puede decir que pude hacer algo para evitarlo. Ni se molestaron en meterme al negocio. Una herida abierta en el medio de la panza y los farmacéuticos metiéndose a toneladas.

lunes, 1 de noviembre de 2010

mediodia

casi borracho en Retiro
los ojos bien abiertos
decidiendo
ir o volver
mientras en una tele
sin sonido
veo Dragonball Z