lunes, 8 de noviembre de 2010

El familiar murmullo de sabanas secándose al sol. Y manchas de bolitas de telgopor en el patio. Mientras mi perra me mira, y mi hermana me grita, miro las torres allá lejos. Allá, pasando el volcán de árboles y el castillo farmacéutico, allá pasando la sierra de Cuba y el desierto de África. Y claro, también la playa de probablemente San Bernardo. Una playa con mi abuela haciendo licuados de banana.

de repente cae al
piso, el vaso de vidrio.

Crisis y violencia. La muerte mirándote mientras pasas rápido con el auto. Y el auto, venciendo la insoportable espera, se estrella contra un gran cartel de cigarrillos panameños. Me despierto llorando.

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