martes, 23 de noviembre de 2010

hace tres noches cuando salí al balcón pude ver manchas y sombras saltando el paredón. entrando por ventanas a las casas de los vecinos. por ventanas y balcones. creo que a las casas de los vecinos. los balcones de los vecinos iluminados por esos extraños soles de noches. y entonces tuve miedo y entre de vuelta en la casa y me acosté en mi cama. y en el momento en que me di cuenta que esa no era mi cama se volvieron a escuchar gritos en la casa. pero levante la frazada y era a mi cama. esas eran mi sabanas de vaqueritos disparando al cielo, pero igual alguien gritaba. vaqueritos que de repente se callaban y se sentaban y tal vez me apuntaban con sus armas. y desnudo como estaba – siempre alguien gritaba- les dije con un horrible cariño que ellos siempre estarían en mis sabanas. que ellos serian mis sabanas. igual al rato desparecieron y volví a preguntarme si esa de verdad era mi cama. era tiempo de mirar la tele pero en cambio abrí la ventana. y respire tranquilamente el aire viciado. afuera estaba todo el mundo porque adentro solo había silencio. camine para atrás un tiempo largo. el tercer piso de madera se sentía hospitalario. y quise relajarme leyendo libros de astronautas. pero solo pensaba en esas manchas. además todas las letras no paraban de moverse. y las sombras se estaban riendo. y esos eran los gritos o tal vez era solo el viento. pero ¿y si las sombras estaban subiendo ahora por mi balcón? o tal vez estaban esperando en el cuartito del calefón. y por eso no llegaban y los vaqueros ahora me miraban. y las manchas de repente querian gritar por el vértigo, lo sabia, las conocía. las manchas en mi cama y queriendo gritar por el vértigo. discúlpenme, me cuesta explicarlo en palabras. las sombras, las manchas y yo mirándonos a través de camas y ventanas. y nunca tocándonos pero siempre saboreando y lamiendo el miedo de que existen tanto ellas como yo. siempre mirándonos a través de camas y ventanas. el miedo que tenía tres noches atrás es difícil explicarlo en palabras, tal vez por eso escribo. y sé que las sombras y las manchas siempre van a estar. y tal vez cuando salga de mi casa de la noche, en la vereda frente a las vías, tal vez ahí, ellas me van a esperar.

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