martes, 23 de noviembre de 2010

como siempre el maldito tero bailaba encima del poste y gritaba. y era miércoles o feriado. y era yo y pensaba. y el puto tero de mierda bailaba. la plaza era gigante, enorme, inmensa e inabarcable. y casi siempre violenta también. pero el tero bailaba con sus ojos de pájaro y su pico de pájaro y su grito de tero. el tero bailaba y gritaba sobre su fino poste de madera. decidí cortar por lo sano. cerré los ojos y decidí ponerle una trampa. mientras nadie miraba, con un libro de quejas que me había robado, me abrí el intestino delgado y luego el estomago y luego toda la panza. y cuando termine me acosté en la plaza, en la inmensa plaza. el tero mal interpreto lo que estaba haciendo y seducido rápidamente, cayó en mi trampa. entretanto mi panza seguía herida pero eso no importaba. el tero estaba encerrado. y adentro gritaba y bailaba.

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